domingo, 6 de septiembre de 2009

Si los marines mueren, que no se vean


El cabo Joshua M. Bernard agoniza. Una granada de mortero lo hirió de muerte durante una emboscada talibán en Helmand, al sur de Afganistán. Sus compañeros de pelotón intentan auxiliarle, pero las heridas en sus piernas son demasiado graves. Morirá una hora más tarde sobre la mesa de operaciones en un hospital de campaña. Sólo ha vivido 21 años.

La imagen de su agonía, captada por la fotógrafa de la agencia Associated Press Julie Jacobsen, quien acompañaba a las tropas durante una patrulla, fue distribuida el jueves como parte de una crónica sobre los hechos que llevaron a la muerte del marine y generó una enorme controversia en EEUU
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El propio secretario de Defensa, Robert Gates, escribió personalmente al presidente de AP, Thomas Curley, para que reconsiderase la publicación de la instantánea, que calificó como algo “atroz” que "viola la decencia común”. “Por respeto a los deseos de su familia, le pido en los términos más enérgicos que reconsidere su decisión (…) Su falta de compasión y sentido común a la hora de difundir la imagen de su hijo herido y mutilado en la primera página de varios periódicos americanos es terrible", dijo en su misiva.

La familia de Bernard ha cerrado filas con el Pentágono. En cuanto vio la fotografía de su hijo moribundo durante una reunión con reporteros de AP, el padre del joven marine se opuso a su publicación al considerarla una falta de respeto a la memoria del soldado. John Bernard no dudó en telefonear esta semana a la agencia para insistir en que la imagen no debía hacerse pública.

Una guerra "limpia"

Las fotografías de soldados estadounidenses caídos en Afganistán son escasas. Demasiado inusuales para las 800 bajas definitvas y los 3.722 heridos en combate -2.314 de ellos nunca podrán volver al frente- que ha sufrido el Ejército estadounidense desde 2001. En buena medida, ello se debe a que las leyes militares han prohibido difundir imágenes hasta que las familias son informadas. Tras ello, las instantáneas deben cumplir una serie de parámetros.

Las reglas sobre la cobertura de “personal herido, lesionado y enfermo” señalan que las preocupaciones principales son “el bienestar de los pacientes, su privacidad y la consideración hacia sus familiares y seres queridos”. Los reporteros que trabajan empotrados con las fuerzas de EEUU en Afganistán deben firmar un documento por el que aceptan una serie de pautas, diseñadas para “proteger la seguridad operativa y las vidas de los efectivos que los aceptan como huéspedes”.

Sin embargo, las reglas no son parejas. Si el soldado o civil es del bando contrario, se pueden tomar y publicar las fotografías que se deseen, sin ningún tipo de restricción oficial. Así, podemos ver imágenes de "enemigos" moribundos, sangrando, o muertos sin que a nadie le preocupe su privacidad o bienestar.

Los críticos de la guerra denuncian que estos parámetros sólo buscan ofrecer a la opinión pública una imagen descafeinada de la contienda, minimizando la crueldad mostrada gráficamente en las imágenes de conflictos como Vietnam, donde no existían restricciones para la prensa. Washington conoce la dificultad de ganar una guerra impopular y el apoyo público a la ocupación ha disminuido por el alza a niveles históricos de estadounidenses muertos en combate. Agosto fue el peor mes para las tropas de EEUU en Afganistán desde el inicio de la invasión, con al menos 49 bajas.

Associated Press argumenta que, tras un período de reflexión, decidió "hacer pública una imagen que transmite la severidad de la guerra y el sacrificio de hombres y mujeres jóvenes que luchan en ella. Afganistán no es una excepción. Creemos que nuestro deber periodístico es mostrar la realidad de la guerra en ese país, por desagradable y brutal que a veces sea", explicó Santiago Lyon, director de fotografía de AP y un legendario corresponsal de guerra.

Además, la muerte de Bernard muestra "su sacrificio por su país. Su historia y fotos informan sobre él y sus últimas horas, respetuosamente y de acuerdo con la regulación militar que rodea a los periodistas que permanecen con las fuerzas estadounidenses", afirmó el reportero gráfico, ganador, entre otros premios, del que otorga World Press Photo.

Con información de El Confidencial (Madrid)

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